Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




miércoles, 2 de junio de 2021

La cuestión gay

 

Homosexualidad y psicoanálisis 

MATILDE PELEGRÍ 

 

 Eduard Gadea, en su texto “A modo de conclusión: psicoanálisis y cuestión gay”, nos plantea, después de un recorrido por los textos de Freud y Lacan, que existen tres elecciones que afectan a todo sujeto sexuado:

1.      - la elección de objeto homosexual o heterosexual, o mejor dicho, del sexo de los objetos sexuales del sujeto;

2.      - la elección sobre la causa particular del deseo diferente en cada sujeto, o sea, el objeto causa de deseo en cada sujeto (una mujer, un hombre, jovencitos, etc.);

3.   - la elección correspondiente a la sexuación del sujeto, es decir, aquella que está en relación al desencadenamiento por un tipo de goce masculino o femenino. La elección en las tablas de la sexuación del lado hombre o del lado mujer y la elección de goce que implica eso entre goce fálico o goce Otro.

1. Tal como nos muestra en el texto, no van en este orden lógico de primero, segundo, etc. Sino que sigue un orden lógico inverso. Pues la elección de objeto que convierte a un sujeto en homosexual o heterosexual presupone ya la existencia de una causa de deseo definida, o sea, un objeto causa de deseo y a su vez una opción sexuada, o sea, elección de sexo del lado hombre o del lado mujer y del encuentro con su modalidad de goce simultáneamente.

2. La homosexualidad es una de las posibilidades que se le ofrece al sujeto dentro del complejo de elecciones al que la sexualidad del ser de palabra le enfrenta.

3. La homosexualidad es una elección subjetiva que se da en las tres estructuras. Homosexualidad en el neurótico, en el psicótico y en el perverso.

Lacan al pasar del Nombre del Padre a la pluralización de los Nombres del Padre ha cambiado fundamentalmente el diagnóstico clínico de la perversión. Esta depende de la posición adoptada con respecto a la castración y no de la elección de objeto.

4. Elección de la homosexualidad, como elección subjetiva le da una dignidad al sujeto dentro del discurso social, que no tendría si fuese el efecto de una determinación.

La homosexualidad antes de Freud era definida como un fuera de la sexualidad normal. Freud devolvió la cuestión homosexual a la dialéctica de los sexos y a los desfiladeros de la pulsión sexual. Y se preguntó por qué unos sujetos realizaban un tipo de elección homosexual y otros un tipo heterosexual.

Eduard Gadea nos dice que la identificación a la madre y la elección narcisista de objeto solo eran respuestas para un tipo de homosexual y además sigue pendiente la cuestión de las fijaciones libidinales, no solo para los homosexuales sino para todo sujeto.

Intentaré hacer un breve recorrido por las teorías de Freud y Lacan respecto a la homosexualidad. Resumiendo los aspectos más importantes.

Freud y la homosexualidad

Ya Freud, en sus Tres ensayos para una teoría sexual, afirmaba que la investigación psicoanalítica rechaza terminantemente la tentativa de separar a los homosexuales del resto de los seres humanos como un grupo diferentemente constituido y, en 1935, en su respuesta a la carta de la madre de un homosexual, escribía que la homosexualidad no es un vicio ni un signo de degeneración, y no puede clasificarse como una enfermedad. Se adelantaba así, en muchas décadas, a la OMS que mantuvo a la homosexualidad dentro de su clasificación de los trastornos mentales, hasta el año 1990.

Freud señaló la ausencia de relación entre el sexo del individuo y su elección de objeto, y se opuso a todo determinismo innato sobre el tipo sexual. Distinguiendo entre el objeto y el fin sexual, descartó cualquier posibilidad de postular una sexualidad normativa. Por eso, con Freud, es necesario concluir que no hay más sexualidad que la desviada.

Freud se va planteando que en los hombres la virilidad más completa es compatible con la inversión sexual y que el carácter patológico de la inversión solo se revela en el caso de que haya exclusividad del objeto y fijación libidinal.

En los alrededores del año 1910, una nueva propuesta permite aislar a partir del operador conceptual de la sexualidad infantil- el complejo de castración. La desviación libidinal es una defensa contra la castración de la mujer. Surge la figura de la madre fálica que ocupa un lugar preponderante en la génesis de la homosexualidad.

El horror a la castración se anuda al complejo de castración por medio de la amenaza, al ser concebidos los genitales de la mujer  como mutilados; recuerdan de este modo esa amenaza y despiertan horror. Como nos recuerda Lucia D´Angelo en La homosexualidad masculina, según Freud la homosexualidad masculina es definida como un modo de defensa contra la castración del otro sexo; es actitud femenina y pasiva frente al amor del padre; es libido narcisista; y es también sublimación. Aparece con rasgos de perversión o como perversión por sí misma.

Sigamos el recorrido de Freud. En 1914 planteará la validez de la elección narcisista de objeto para los homosexuales y la va a hacer extensiva a los perversos. Y aquí nos podemos hacer la pregunta de si, para Freud, lo esencial para no equiparar la homosexualidad con la perversión es la posición que se adopte frente a la castración, además de la elección de objeto.

Freud sitúa a la homosexualidad en tanto posición que surge frente a la castración como respuesta.

Efectivamente, Freud da cuenta muy tempranamente de la naturaleza perversa y polimorfa de la pulsión. Entonces, encuentra en la sexualidad infantil y perversa el modelo de la sexualidad humana en general, ya que ésta última muestra, no sólo múltiples desviaciones de su objeto, como la inversión u homosexualidad, sino también de su fin que, a diferencia de la unión genital tendiente a la reproducción, muestra en las frecuentes transgresiones anatómicas que las distintas zonas erógenas pueden comportarse como parte del aparato genital, detenciones que llevan incluso a la exclusividad y fijación.

En la década de los años 20 y a la luz de los trabajos sobre el Edipo y de la nueva teoría pulsional. Freud enfatiza entonces la importancia de la identificación con el padre para el devenir homosexual. El rasgo primario de perversión define el vínculo incestuoso con el padre y a partir de esta nueva conceptualización dibuja una figura particular de este complejo para la homosexualidad masculina: el Edipo invertido. Surge un nuevo mecanismo de elección de objeto homosexual, la identificación con el semejante

A modo de conclusión de la teoría freudiana respecto a la homosexualidad masculina, esta designa invariablemente la elección de objeto homosexual. Se observa una clara condición de amor que orienta dicha elección e objeto: es necesario que tenga pene. Si el objeto tiene ese rasgo, un pene, se reconoce en él un partenaire posible con todas sus contingencias.

Lacan y la homosexualidad

En el Seminario V, “Las formaciones del inconsciente”, Lacan desarrolla la Metáfora paterna y sitúa el punto nodal de los tres tiempos del Edipo en la aceptación, o no, de la privación del falo en la madre por parte del sujeto; se trata de la relación de cada sujeto con esta cuestión y aquí Lacan habla de aceptar o no aceptar.

La homosexualidad masculina aparece aquí relacionada con un disfuncionamiento del segundo tiempo del Edipo; el disfuncionamiento del que habla Lacan es la inversión de la Metáfora Paterna. Así, en el momento decisivo en el que el padre tendría que intervenir como privador, esta operación fracasa y es la madre la que dicta la Ley al padre. Justo lo contrario de lo que ocurre en el Edipo heterosexual.

Entonces, no es que el padre no haya entrado en juego, sino que dicha interdicción ha caído en saco roto, ha fracasado y la madre es la que dicta la Ley, la que tiene, la que es potente y el padre está bajo la sospecha de no tener.

En los años 70 Lacan plantea el término sexuación para definir la identidad sexual, privilegiando el goce. Con las fórmulas de la sexuación, introduce dos lógicas diferentes del parlêtre respecto de la función fálica; se trata de la implicación subjetiva del sexo, que Lacan llamó “asunción”, donde la posición sexual y la elección de objeto queda situada en un marco diferente al de los años 50.

Desde esta nueva perspectiva, para el psicoanálisis en la homosexualidad se trata, en todo caso, de una elección de objeto, de una posición diferente respecto al goce, con una determinada posición del homosexual masculino frente al goce femenino. Según Lacan prefiere abstenerse; es decir es una respuesta más a la falta de relación sexual.

Por su parte, Lacan siempre se opuso a situar, al contrario que otros analistas de su época, la homosexualidad en el campo de la perversión y, con su aportación de la teoría de la sexuación, formuló que hombres y mujeres se distinguen por su modo de goce, independientemente de que sean homosexuales o heterosexuales.

La pregunta ¿soy homosexual?, después de haber sido una cuestión que hacía temblar a los semblantes sociales, y que amenazaba al fantasma masculino tanto como al fantasma de la maternidad, hoy se ha rarificado en extremo. La cuestión que actualmente empuja a los homosexuales, ellos o ellas, a acudir al psicoanálisis no tiene que ver necesariamente con la homosexualidad. ¿Podríamos aislar algunos rasgos clínicos, específicos en los homosexuales, que los llevaría al análisis o son los síntomas como cualquier parlêtre?

Lacan con la metáfora paterna indica que la posición de ser el falo de la madre ocasiona cierto número de problemas pero no forzosamente una elección de objeto homosexual. Esta elección se inscribe de forma diferente cuando significa la ausencia de significación fálica o falta del significante paterno o cuando indica una “significación de goce”, el fetiche. Imaginarse ser el Otro para asegurar su goce puede tomar la senda de la homosexualidad; pero esta también puede ser tomada para asegurarse del Otro. Podemos pensar por qué vicisitudes va a pasar el sujeto para elegir si posicionarse como homosexual o heterosexual.  

Así a la pregunta “¿qué es un hombre?” habrá diferentes respuestas de cada sujeto. Lacan habla de diversos bricolajes para compensar la no relación sexual. La relación de cada cual con la sexualidad siempre es improvisada, complicada, perversa. Bricolaje designa lo que cada quién inventa, aquello con lo cual cada uno se abre su propio camino, por más que este sea un desvío.

Para los analistas es un hecho que los cambios operados en lo social, sobre la consideración de la homosexualidad, han traído también cambios a la clínica. Ya no encontramos la homosexualidad de antes, usando un término de nuestro colega Hervé Castanet en su libro “Homoanalizantes”, con su correlato de culpabilidad y rechazo, asociado a la esperanza de normalizar el deseo hacia la heterosexualidad. Los de ahora vienen con síntomas que les hacen sufrir. Cada quien debe ingeniárselas con su elección de goce.

Los homosexuales no forman un conjunto cerrado. No hay una homosexualidad sino homosexualidades. Dicho en otras palabras, la elección inconsciente de goce, cuando toma la fórmula de la homosexualidad masculina debe construirse caso por caso, como en la clínica.

Este trabajo sobre la homosexualidad, abre las vías para seguir trabajando sobre el matrimonio homosexual, sobre las adopciones por parte de parejas homosexuales y cómo se constituye el deseo de hijo. Y abre un debate sobre la transexualidad y si la elección de objeto homosexual continúa después de la operación o puede cambiar dicha elección –he aquí la cuestión.

 


 

 

 



 

 



 

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