Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




domingo, 28 de octubre de 2018

Reseña de la conferencia de Josep Maria Panés. "El malestar en el cuerpo en el ser hablante"


Josep Maria Panés comenzó su conferencia girando del revés el tema, como si de un calcetín se tratara. En lugar de hablarnos del malestar en el cuerpo, comenzó por plantear la cuestión de en qué consistía el bienestar en el cuerpo. Pues existe, sí, el bienestar, aunque sea intermitente. Existe, si el fantasma sostiene suficientemente, si permite el funcionamiento del principio de placer. El bienestar no es más que homeostasis, como Freud señaló; no es más que la ausencia de irrupciones de goce, nos dijo Panés. Lo otro es el empuje al siempre-más de la pulsión, el Kern, el exceso pulsional.

La angustia acompaña al Kern. Panés distinguió entre la angustia freudiana, por un lado, que es angustia de castración –de pérdida de objeto, de satisfacción–, y la angustia lacaniana, por otro lado, asociada a la falta de la falta, es decir, al exceso pulsional, al Kern, en definitiva. Las pérdidas no son más que las réplicas del Kern, dijo Panés con una metáfora sismológica.

A continuación, el conferenciante destacó el lugar que ocupa el cuerpo en el segundo Lacan. Si bien no hay un desgarro entre el primer y el último Lacan (nos remitió al respecto, a la conferencia de Miller, “El inconsciente y el cuerpo hablante”), en el último Lacan el lugar del cuerpo es mucho más importante. En el primer Lacan, el síntoma cifra, esconde un sentido; y el desciframiento traerá supuestamente la solución. En cambio, en el último Lacan, para quien la vía del sentido se agota, todos los síntomas son acontecimientos del cuerpo y al límite son refractarios al sentido. Por supuesto que no cabe igualar todos los acontecimientos del cuerpo, no hay que perder los matices, los pequeños relieves. No obstante, se puede afirmar que un síntoma es el envoltorio formal de un acontecimiento del cuerpo. El primer Lacan es más fácil, más transitable, más cómodo. En cambio el último Lacan provoca cierta angustia, señaló Panés, verbalizando algo que presentíamos, pero que no habíamos explicitado en el Grupo.

Panés señaló también que en la “Observación sobre el informe de Daniel Lagache” Lacan habla de “la oscura intimidad que mantenemos con nuestro cuerpo”. Hay algo insimbolizable en nuestra relación con el cuerpo. Todo Freud y todo Lacan es un esfuerzo por articular el cuerpo y el lenguaje, dijo Josep Maria Panés. Ahora bien, es fundamental no quedarse en el nivel de sentido, lo cual reduciría la práctica psicoanalítica a una práctica delirante.

Luego Josep Maria Panés presentó un análisis meticuloso de dos textos literarios, El arte de llevar gabardina de Sergi Pàmies y En movimiento de Oliver Sacks. Desplegó con exquisita delicadeza los pequeños relieves, las particularidades de ambos personajes con tanta minuciosidad que no la podemos reproducir. Señaló las dificultades de los dos para sostener un cuerpo, en dos estructuras diferentes: la una obsesiva, torturada por la insuficiencia fálica, la otra psicótica, arrojada a una actividad deportiva desbocada –natación, alterofilia, motociclismo…–. Uno envuelve el cuerpo en una gabardina (Albert Camus, Jean Gabin, Yves Montand, etc., ellos sí que sabían llevar una gabardina…), el otro experimenta un orgasmo mientras nada, un goce en el cuerpo claramente más allá del falo, totalmente disociado de las condiciones de objeto. Ambas arrostran su oscura intimidad con el cuerpo, destino de seres hablantes.


Agradecemos a Josep Maria Panés una vez más su generosidad y su finura teórica. Es en el fondo nuestro más-uno discreto, sin duda reservado, pero que siempre está allí cuando lo necesitamos.

Alín Salom