Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




viernes, 10 de noviembre de 2023

SEGUNDA SESIÓN DE TRABAJO , 17 DE Noviembre.


 Síntoma o Trastorno, lo que tapan los nuevos diagnósticos.

por Rosa Antolín

Para poder abordar este anunciado, necesito pensar el concepto de sujeto y su
causa.
Marisa Morao en su artículo “La tendencia actual a eliminar los síntomas”
Virtualia nº13 escribe: “¨El Seminario de la angustia¨ J. Lacan, indica que la causa se
constituye por el hecho primordial de que el efecto falta. El deseo, tomado en esta
perspectiva, se sitúa como una falta de efecto”, sitúa así la causa del sujeto como
el efecto de una falta. En esa falta se aloja el deseo. Esta idea es fundamental
para orientarnos, el sujeto pues es la respuesta a ese efecto, podríamos pensar
que si se desvanece el efecto de la falta, se desvanece el deseo. En el
momento contemporáneo donde el sistema capitalista y el discurso de la
ciencia, llenan esa falta con objetos y el SABER TODO, la falta queda
taponada con efectos en las nuevas modalidades en los síntomas. Podemos
pensar así también la depresión como efecto. Patricia Montozzi en su
presentación sobre la angustia, remarcaba el valor posibilitador en la cura del
surgimiento de la angustia. La angustia que revela el encuentro con la falta.
El síntoma hay que pensarlo como la respuesta del sujeto a esa construcción
alrededor de una falta.
La idea de síntoma no se forcluye, persiste en la actualidad, no puede
desaparecer. El síntoma como respuesta del ser para ser, es tomada como un
trastorno a “equilibrar”.
Esta idea de reparar el daño, el equívoco, el desequilibrio orgánico, está en el
origen de la posición a partir de la que se orientan las TCC.
Marisa Morao señala “En una entrevista –imperdible- publicada en el Diario La
Nación, el 20 de junio de 2004, George Steiner- especialista en literatura comparada,
filosofía, física y matemática- reflexionando sobre los desafíos que hoy enfrenta la
cultura occidental, menciona lo que, en la actualidad, bajo el nombre de Graal, define
en Cambridge el triple horizonte de las ciencias. Destaco el tercer punto, dice: “Y en
tercer lugar, y esto es lo que da más miedo, la neuroquímica del yo, de la conciencia.
Un gigante como Francis Crick, uno de mis antiguos colegas, descubridor con Watson
de la estructura del ADN, afirma que el yo surge de una combinación de azúcar y
carbono (…) Sabemos hoy que la neuroquímica afecta a los más profundo del yo, de
aquello que somos (…)” Y señala que, en el laboratorio de estudios de la memoria, en
Edimburgo, “se habla ya de implantar una memoria completa a los enfermos dañados
por el Alzheimer o la senilidad. Uno duda entre alegrarse y horrorizarse”. Más adelante
extrema el problema y exclama: “¡Piensen en una conciencia preprogramada!”.
Esta posición implica reducir el sujeto a un individuo (organismo sin sujeto) y el
malestar al desequilibrio químico recuperable con un tratamiento químico
adecuado; por consiguiente el diagnostico es lo esencial y el tratamiento es
universal (protocolario). El síntoma como una estructura de defensa del sujeto
es borrado.

J.-A. Miller, en su Conferencia en Comandatuba definió a la TCC como una práctica de
la palabra protocolar y arbitraria que procede a la regulación del síntoma con el
consiguiente nivelamiento de sentido. En ese marco señaló que para la Orientación
lacaniana la no relación es el principio de una práctica “donde los síntomas no son
trastornos, desordenes, porque no hay orden”. MMorao
En este sentido la orientación Lacaniana es radicalmente distante. Daniel Roy
en el texto “Padres exasperados-Niños terribles” escribe, “La una-equivocación
es un rasgo que Lacan equipara con el rasgo unario, como lo único que hace
Uno en un mundo donde "todos no tienen ningún rasgo en común [26]". El
único rasgo común es el de estar marcado con el rasgo de la una-
equivocación. Las "estupideces" de los niños, sus diversos traspiés, encuentran
así un renovado esclarecimiento… Esto nos interesa sobremanera porque nos
pone de lleno en la cuestión de la taxonomía de los trastornos infantiles:
trastornos del lenguaje, déficit de atención, disforia de género, trastornos de
conducta, del comportamiento, trastornos de los esfínteres. Aquí tenemos
todas las principales funciones del cuerpo hablante, ya ordenadas por el
discurso biopsicosocial de la OMS [27], y que caen bajo este rasgo de la una-
equivocación. El "trastorno" es un rasgo de la una-equivocación, pero
adoptado, sin el recurso del velo sobre la carta, por parte de alguien que se
confiere el atributo del saber, y que por lo tanto impide al Uno oculto en el rasgo
de la una-equivocación ir a la búsqueda de su Otro. En efecto, esta es la única
forma de saber que no estaba escrito allí de antemano, y que, por lo tanto, no
constituye un destino.”
En contraposición a la orientación conductista conductual, la orientación
lacaniana toma al sujeto como el efecto de falta como origen de la constitución
psíquica.
Retomo de nuevo la exposición de Patricia Montozzi cuando señalaba el texto
de Freud Inhibición, síntoma y angustia, donde señala la estructura de la
formación de los síntomas como en relación a la pulsión desencadenante de
una angustia, que da origen a la represión y conlleva a la formación del
síntoma.
LA angustia como lo real, la falta correlativa del objeto (a) que lleva a la
pregunta sobre el deseo del Otro y a nuestro propia deseo en el Otro. Angustia
de castración. “La angustia nos despierta para luego seguir soñando con el
fantasma.” 
“La angustia es un afecto de lo imposible, de allí que su aparición permite orientar la
experiencia. Bajo este aspecto, la angustia comporta un beneficio o una concesión, por
fuera de lo común – de la norma- en el malestar actual. En el Seminario La
transferencia para Lacan la fórmula es contundente: el deseo es un remedio a la
angustia. Bajo esta perspectiva Éric Laurent propone que desangustiar consiste en
hacer surgir la pregunta por el deseo.”M. Morao

Me parece importante en este punto plantear el dispositivo analítico como un
encuentro en un momento temporal con dos vectores: la angustia de un sujeto
con el deseo de un analista. Un analista que no me reconoce, ni me

desconoce, me interroga en mi deseo como a minúscula, el deseo de ocupar
ese lugar, como causa de ese deseo, no como objeto.
Así si el síntoma es la ausencia de la programación sexual, ¿de que goza ese
sujeto? ¿Qué le demanda al Otro?.
Síntoma como una verdad rechazada, que a pesar de ser vividos como un
sufrimiento, son un modo de satisfacción inconsciente de la pulsión. J.Sosa.
Un síntoma es la prueba de que una expectativa se queda a medias” JR
Ubieto.

En el texto “Leer un síntoma” JA, Miller, hace un recorrido por lo que es un
síntoma y su interpretación en el dispositivo analítico. A partir del título leer un
síntoma, plantea de que se trata.
Miller apunta al saber decir, el bien decir como enlazado al bien leer. Apunta a
que el leer pasa más por la escritura que por la palabra, como efecto de la
escritura. Leer el ser, lo condensado en el ser. Pero como leer el ser, el ser en
su causa, el lenguaje y el cuerpo, en la separación de objeto, el goce.
Recordamos a Anny Cordier: cuando nos habla de los dos causales del
inconsciente: alienación y separación.
El sujeto como sujeto del inconsciente, este como una falta en ser. Justamente
sitúo aquí el encuentro con una falta, el malentendido, el equívoco, en
referencia a D Roy, Padres exasperados niños terribles. LA transmisión de una
equivocación como causa. El equívoco da constancia de cómo opera el
significante, el significante que toca al cuerpo.
Ahí sitúo la falta, aquello que no tiene sentido, más allá del ser, más allá del
sentido. Miller nos dice que el ser es una modalidad de apariencia verdadera.
Habla de semblante como aquello que une ser y la apariencia. Entonces más
allá del ser, estaría lo real, “Lo que nosotros llamamos lo real es ese más allá del
semblante, un más allá que es problemático. ¿Existe un más allá del semblante? Lo real sería,
si lo queremos, un ser pero que no sería ser de lenguaje, que estaría intocado por los
equívocos del lenguaje, que sería indiferente al make believe”
Miller habla de un goce no tocado por el lenguaje. “De un discurso que sería de
lo real” Como las matemáticas, el lenguaje que se reduce a la letra, aquí se
sitúan, creo los matemas de Lacan.
“¿Cómo se accede en matemáticas a lo real, con qué instrumento? Se accede por el lenguaje
sin duda, pero un lenguaje que no hace pantalla a lo real, un lenguaje que es lo real. Es un
lenguaje reducido a su materialidad, es un lenguaje que está reducido a su materia
significante, es un lenguaje que se reduce a la letra. En la letra, contrariamente a la homofonía,
no se encuentra el ser,”
¿Entonces como leer lo real del semblante, ser más apariencia?
El inconsciente como una hipótesis; “el sujeto del inconsciente es un sujeto supuesto,
es decir hipotético. No es entonces un real. Incluso nos planteamos la cuestión de saber si es
un ser. Ustedes saben que Lacan prefiere decir que es un deseo de ser, más bien que un ser. El
inconsciente no tiene más ser que el sujeto mismo. Lo que Lacan escribe S tachado, es algo

que no tiene ser, que sólo tiene el ser de la falta y que debe advenir. (….. ).Está sometido a un
imperativo que como analista representamos. Y es en ese sentido que Lacan dice que el
estatuto del inconsciente es ético. Si el estatuto del inconsciente es ético, no es del orden de lo
real, es eso lo que quiere decir (...). Decir que el estatuto del inconsciente es ético es
precisamente decir que es relativo al deseo, y primeramente al deseo del analista que trata de
inspirar al analizante a tomar el relevo de ese deseo”JA Miller
Así en esa falta en ser, en ese querer ser, es donde se sitúa como respuesta
particular, el síntoma. El síntoma como una formación del inconsciente com
efecto de verdad, interpretable, dice Miller, “En ese sentido el síntoma es lo que nos
da el psicoanálisis como lo más real. Es a propósito del síntoma que la cuestión de pensar la
correlación de lo verdadero y lo real se vuelve candente. En este sentido, el síntoma es un
Jano, tiene dos caras, una cara de verdad y una cara de real. Lo que Freud descubrió y que fue
sensacional en su tiempo, es que un síntoma se interpreta como un sueño, se interpreta en
función de un deseo y que es un efecto de verdad”.
Plantea una pregunta por el Origen del inconsciente, la causa del inconsciente,
el sujeto del inconsciente, como una hipótesis, un sujeto a advenir.
Manifestación de un encuentro con lo inesperado. Ahí aparecen las
Formaciones del inconsciente, síntoma como una formación privilegiada,
temporal y repetitiva y estructurarte.
Situamos ahí el sentido, en la lectura del deseo inconsciente, del deseo de ser,
la verdad del sujeto, y situamos lo real, en lo que va más allá del sentido, el
goce, pero el goce que ya está afectado por el contacto del cuerpo con el
significante, un goce. Articulando esto con la exposición de Patricia, estaríamos
en el momento donde ya ha aparecido la angustia.
Miller nos habla del Goce como fenómeno del cuerpo, cuerpo que goza en sí
mismo, pero que al ser tocado por el significante del Otro ese goce se
“trastorna” se constituye un síntoma.” Y es precisamente esta incidencia significante lo
que hace del goce del síntoma un acontecimiento, no sólo un fenómeno. El goce del síntoma
testimonia que hubo un acontecimiento, un acontecimiento de cuerpo después del cual el
goce natural, entre comillas, que podemos imaginar como el goce natural del cuerpo vivo, se
trastornó y se desvió. Este goce no es primario, pero es primero en relación con el sentido que
el sujeto le da, y que le da por su síntoma en tanto que interpretable”.
Podemos decir que una manifestación del síntoma es el trastorno.
Entonces leer el síntoma: Operar a través de la clínica por la real, implicaría el
confortamiento con este más allá del sentido, la caída del sentido “La lectura, el
saber leer, consiste en mantener a distancia la palabra y el sentido que ella vehiculiza a partir
de la escritura como fuera de sentido, como Anzeichen, como letra, a partir de su
materialidad. Mientras que la palabra es siempre espiritual si puedo decirlo y la interpretación
que se sostiene puramente a nivel de la palabra no hace más que inflar el sentido, la disciplina
de la lectura apunta a la materialidad de la escritura, es decir, la letra en tanto que produce el
acontecimiento de goce que determina la formación de los síntomas. El saber leer apunta a
esa conmoción inicial, que es como un clinamen del goce”. El síntoma se funda en esa
conmoción y se repite sin cesar. “Es en este sentido que Lacan pudo decir que un
síntoma es un etc…”.
“La interpretación como saber leer apunta a reducir el síntoma a su fórmula inicial, o sea, al
encuentro material de un significante y del cuerpo, al choque puro del lenguaje sobre el
cuerpo. Entonces, ciertamente, para tratar el síntoma hay que pasar por la dialéctica móvil del

deseo, pero también es necesario desprenderse de los espejismos de la verdad que ese
desciframiento les aporta y apuntar más allá a la fijeza del goce, a la opacidad de lo real. “
Que tapan los nuevos diagnósticos TEA, TDHA…
Los trastornos, tapan la subjetividad, la invención particular del sujeto para
bordear el agujero, la falta en ser, la división del significante. Allí donde el
sujeto va una y otra vez en la clínica.
Los síntomas, leídos en la época actual como trastornos, dejan al sujeto al
borde del abismo. En dos sentidos obturan la subjetividad: matan al ser, por la
parte del lo gozado en juego (rechazan el goce) y/o matan lo simbólico aquello
que el sujeto arma con el lenguaje, la verdad del sentido, para ser. Las dos
vertientes del sujeto, podemos decir la verdad y el real. Podemos pensar así la
articulación de los SRI, el nudo entre lo real y lo simbólico en el cuerpo. Es una
pregunta.

Bibliografia:
Padres Exasperados- Niños Terribles. Daniel Roy
La tendencia actual a eliminar los síntomas. Marisa Morao
Leer un síntoma. Jaques-Alain Miller
Los malestares actuales de la infancia. José Ramón Ubieto
Los retrasados no existen. Anny Cordié