Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




lunes, 16 de mayo de 2022

 A modo de introducción, los ejes que se tomarán en la conferencia de impartirá :
         

 Josep María Panés ,            

el 27 de mayo a las 20hs 

 (Centro Cívico La Geltrú)                                                                                                                                                       

Unir a nuestro horizonte la subjetividad de nuestra época…”                                                                                   

Creo que, de entrada, me interesaría responder a una pregunta: ¿Cuáles serían las coordenadas históricas y temporales de lo que llamamos “nuestra época”?

Por un lado, con esta expresión nos referimos a lo estrictamente contemporáneo, incluso a lo más reciente y actual. Se trata aquí de aquellas transformaciones del discurso que hacen emerger nuevas realidades, reconfigurando el “sentido común” de la época. Suelen responder a cambios que -incluso en el ritmo acelerado de las “sociedades calientes” (Lévi-Strauss)- se acompasan con la lentitud de esas mutaciones invisibles que avanzan “en las profundidades del gusto” (Lacan).

Ello no excluye el efecto de precipitación por el que un elemento emergente (el movimiento “Me Too”, por ejemplo), produce un efecto de cristalización, por el que emerge y se hace visible un cambio en el discurso, en la dirección de movimientos menos perceptibles que se habían ido produciendo antes.

La fuerza con la que ha emergido la reivindicación de lo “trans” es otro ejemplo de estos fenómenos emergentes que reconfiguran un aspecto de la mentalidad de la época, haciendo aparecer como obvias cuestiones que, poco tiempo antes, no formaban parte del mainstream del discurso o, incluso, estaban relegadas a una posición de total marginalidad.

En los dos fenómenos sociales y discursivos a los que he hecho referencia está en juego un cierto reordenamiento de los semblantes fálicos, por los que la sexualidad y sus semblantes se prestan -más o menos, mejor o peor- a metaforizar el goce, a aportar a los sujetos una vestidura o un molde en el que dar forma a lo informe del goce (el “kern” freudiano, al que hicimos referencia en otra ocasión).

Estos reordenamientos pueden parecer, a veces, demasiado contingentes, un tanto caprichosos, y destinados a tener una existencia efímera que confirmaría su carácter superficial. Creo que no es así: quizás ninguno de ellos dice la verdad de lo real en juego, quizás algunos de estos nuevos semblantes no alcanzan a tener una relación mínimamente verdadera con lo real, pero todos ellos en su conjunto, en la serie que forman, demuestran la razón de estructura a la que responden: no hay relación/proporción sexual, nada de lo que puede articularse con las herramientas de lo imaginario y lo simbólico alcanza a fijar lo real: por ello los intentos, las variaciones en torno a ese mismo tema han de ser múltiples y renovarse periódicamente.

Pero la expresión “nuestra época” puede hacer referencia también a un período más amplio, y situar su inicio en fenómenos de largo alcance, cuyos efectos vienen produciéndose y desplegándose desde entonces. Si tomamos esta perspectiva, el momento privilegiado es aquel en el que Lacan sitúa, a partir del nuevo régimen social y económico instaurado por el capitalismo, la declinación de la imago paterna y, con ella, la crisis de los discursos que se sostenían en las significaciones edípicas. La Historia deja de ser el escenario en el que se desarrolla la épica de los individuos y las naciones para convertirse en lo que Lacan reveló: una pesadilla, un real del que no podemos despertar.

A veces, en “la época” se anudan fenómenos que responden a la novedad -siempre relativa- de lo más contemporáneo, con otros que hunden sus raíces en mutaciones anteriores: la que acabamos de mencionar, asociada al inicio de la industrialización, pero también otras anteriores a esta, configurando un momento histórico de una gran complejidad.

En esta línea, me gustaría añadir al programa de esta conferencia algunas reflexiones sobre dos fenómenos de gran alcance, y que se inscriben plenamente en esa dimensión de la Historia como pesadilla. Me refiero, por un lado, al cambio climático -conjunto de fenómenos cuyo origen podemos situar con precisión a partir del proceso de industrialización- y, por otro, a la guerra que tiene lugar actualmente en Ucrania.

Ambos hechos -fenómenos, acontecimientos: cuesta adjetivar la magnitud de su alcance- se inscriben violentamente en la subjetividad contemporánea, con un correlato de angustia que algunos sujetos experimentan con una intensidad particular. Por esta vía, ambos forman parte de “la subjetividad de nuestra época” y me propongo añadirlos a la serie y compartir con vosotros algunas reflexiones al respecto.



Josep Maria Panés