Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




sábado, 4 de junio de 2016

EL MALESTAR EN EL CUERPO

                                                                                                                                                                  
A lo largo de las últimas décadas ha emergido en la sociedad una nueva cultura del cuerpo.  El cuerpo ha pasado a ocupar el centro del escenario social. Se ha convertido en la clave para la construcción de la identidad social, en el escaparate del estilo de vida y del estatus del individuo. El cuerpo ha pasado a servir de plataforma básica de consumo: alimentación, cosmética, moda, deporte, fitness, wellness, medicina, cirugía plástica, farmacología… El cuidado del cuerpo se ha convertido en una dimensión crucial de la existencia. Asistimos al auge de lo que algunos sociólogos denominan sociedad somática”, “somatocracia” o bien biocapitalismo [i].

Sin embargo crece el malestar en el cuerpo. Por un lado está el cuerpo ideal de la ciencia y la biopolítica, los cuerpos que se mueven cadenciosamente en las pantallas; por otro lado están los cuerpos reales, habitados por la pulsión, fragmentados por la pulsión, y que son la sede de un goce imposible de dominar: hiperactividades, anorexias, bulimias, vigorexias, fibromialgias, fenómenos psicosomáticos diversos, cuerpos doloridos, cortados, escarificados, drogados, llevados al límite, transexuados.

No es fácil tener un cuerpo.  No se nace con un cuerpo; se nace con un organismo. El ser atravesado por lalengua, ese ser parlante, no puede ser un cuerpo; sólo puede tener un cuerpo. Eso, si consigue subjetivarlo. En definitiva, el sujeto en cuanto parlante está esencialmente enajenado respecto a su cuerpo. El cuerpo es el Otro, dice Lacan ya en 1967[ii]. El cuerpo ha de ser constituido, para poder ser habitado. Y sólo puede constituirse y adquirir consistencia, mediante el anudamiento de lo real, lo simbólico y lo imaginario, es decir, el abrochamiento de goce, lengua y cuerpo.

No faltan ejemplos de fallas en el anudamiento, pues el nudo no consigue ser más que de suelta fácil: cuerpos que no se reconocen en el espejo, disoluciones imaginarias en la psicosis, cuerpos con caparazón con todos los orificios tapados, en el autismo, síntomas histéricos de conversión, fenómenos psicosomáticos transclínicos, síntomas obsesivos de desconexión del cuerpo, de negación de sus límites, por ejemplo de los signos de enfermedad, negación de la castración, etc., etc., etc.  





NOTAS

[i] Dice M. Foucault, en « La naissance de la médecine sociale » (1974):  “Podríamos decir que ha surgido en la actualidad lo que en realidad se preparaba desde el siglo XVIII, es decir, no una teocracia sino una somatocracia. Vivimos bajo un régimen para el cual una de las finalidades de la intervención estatal es el cuidado del cuerpo, la salud corporal, la relación entre la enfermedad y la salud, etc.” “El capitalismo que se desarrolla a finales del siglo XVIII y principios del XIX primero socializó un primer objeto, el cuerpo, en función de la fuerza productiva, de la fuerza de trabajo. El control de la sociedad sobre los individuos no se efectúa solamente por la conciencia o la ideología, sino también en su cuerpo y con el cuerpo. Para la sociedad capitalista, lo que importaba más era lo biopolítico, lo biológico, lo corporal.” (Dits et Ecrits, París, Gallimard, 1994, t. II, pp. 43 y 210) 

Stéphane Haber y Emmanuel Renault hablan de biocapitalismo, modo de producción basado en la mercantilización del cuerpo, como eje del desarrollo económico: https://www.cairn.info/revue-actuel-marx-2007-1-page-14.htm

También interesante: Vanni Codeluppi: Il biocapitalismo. Verso lo sfruttamento integrale di corpi, cervelli ed emozioni. Torino: Ed. Bollati Boringhieri, 2008.

[ii]  Seminario 14, La lógica del fantasma, clase del 10 de mayo de 1967.