Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




domingo, 24 de abril de 2022


Lectura del prólogo:  El niño y su familia de Éric Laurent

   Viernes 22 de abril , 20,30hs 



                                                                             

 Por :  Rosa Antolín

Éric Laurent plantea el tema de las nuevas configuraciones de la familia y el lugar que el hijo viene a ocupar en ellas, y a partir de estos cambios pensar y renovar la clínica psicoanalítica.

Los cambios en la procreación, vínculo y elección de género.

Plantea los cambios en la procreación y los efectos que esto conlleva en la filiación y el género. “Los tres términos van juntos y determinan una red de configuraciones y determinaciones que renuevan el estatuto del niño de una manera diferente a la familia patriarcal ideal del s.XIX”. Los avances de la ciencia y la tecnología, han supuesto cambios importantes en la manera en que el niño está concebido. El control que supone la técnica científica (píldora, procreación asistida..) permite pensar al niño desde antes de nacer, predefinir, precipitarse en su ser, pensar a un hijo por encargo, como un “producto”; hace desaparecer lo aleatorio, lo incontrolable, lo imprevisto. Se produce una difracción, dice Laurent, en el proceso de la procreación y esto tiene efectos en las características del vínculo que une a hijos y progenitores y efectos en la elección de género de los hijos. Fundamentalmente los efectos son la caída del la familia patriarcal tradicional y la idea del niño como un ideal.

¿De qué se trata en la Familia?

Eric Lauren apunta a la lectura de la familia que hace Freud, desde la perspectiva del Edipo y de un ideal del niño, que contrasta con la actualidad, donde estamos confrontados, dice él, más allá del ideal a muchas formas de familia y de filiación y también de elección de género en los niños. Todas estas modalidades tienen efectos en la clínica, desbordan la clínica psicoanalítica y suponen una necesidad de repensarla y actualizarla.

Lacan orienta en este el trabajo, a partir de los años 60. A partir de la “invención” que hace al distinguir “los padres de la realidad, que a veces se puede llamar padre real, y el padre simbólico, el padre del Nombre del padre, el padre dios.” Lacan dice que “…el contraste entre los dos hace que precisamente todo el mundo delire. Finalmente, la garantía del Nombre del Padre no funciona.”. No hay un padre Dios en mayúsculas, uno que sea la ley universal, el padre simbólico es una función, que se da a partir del padre real. “¿Qué se quiere decir cuando se habla del padre real? No se trata futilmente del padre de la realidad empírica, ni simplemente del genitor. El padre real es otra cosa: es el que introduce lo imposible. (…) De este modo el padre real es el real del padre, es decir aquello que se llega a intuir de la imposibilidad de saber, que concierne a lo verdadero de la paternidad.” (Philippe Julien. El mando de Nóe.) La función simbólica del padre la posibilita la madre, “ el nombre del padre es la inscripción hecha por la madre del significado de su falta”, esto permite que un hombre ocupe ese lugar vacio, un hombre real. Se produce un vacio y una sustitución. ¿Contrastaría esto con la familia actual donde parecen extenderse las modalidades donde los vacíos no se dan fácilmente?.

Continúa diciendo Laurent, en referencia al trabajo de Miller sobre la “ Nota sobre el niño” de Lacan, que hay una tensión muy grande entre la familia como un real y el padre como algo simbólico. Esa función simbólica que permite una operación en la familia real. Destaca que esto ha sido crucial des de finales del s.XX y inicios del s.XXI en todas las nuevas formas de articulación entre las familias y las tecnociencias sobre la filiación. ¿Podríamos decir que hoy lo real de las familias desborda la clínica tradicional? La clínica actual es más real. Podríamos decir que hasta el s XX el tratamiento de la familia, a partir de Edipo era un tratamiento más simbólico, y hoy es un tratamiento más real.

Laurent da como ejemplo de los niños abandonados que llegan como inmigrantes, los acoge una ley sin simbólico, separada de la dimensión simbólica, no encarnada por un cuerpo, no encarna un deseo no anónimo, es una ley real pegada a la realidad. Un real, una realidad para hacer con estos niños y pensar las formular de las familias para hacer con ellos.

La tensión entre el niño en un mundo simbólico, en una familia que sostiene la función simbólica, como ideal del yo, como ideal de la familia, como ideal de la madre y el niño más objeto real de una familia real. Esta tensión emerge en el contexto de las civilizaciones actuales, implica e impone una reconfiguración del discurso analítico.

Retomo aquí una cita de Daniel Roy, en Cuatro perspectivas sobre la diferencia sexual. “La familia aparece así al mismo tiempo como lugar donde se transmite la falla de lo sexual y donde se la enmascara, sin la mediación aquí del Edipo, pero no sin la castración, aquí castración de goce…. Se indica la constancia de La dimensión de la “religión privada” que puede proveer una consistencia a cada uno: a la vez mostración de goce y ritos que lo sacrifican a los fines de perpetuar la existencia.”

La Feminización del Psicoanálisis. Las preguntas y las modalidades para abordar las respuestas

Silvia Elena Tendlarz , Hace referencia a un libro, de E. Laurent El reverso de la biopolítica, a partir del cual apunta a una nueva fórmula para pensar al sujeto como síntoma de otro cuerpo. Un lugar desde un abordaje “femenino”, la feminización del psicoanálisis. Plantea así la pregunta sobre el abordaje del niño como síntoma de otro cuerpo y plantea también, si esto modifica el lugar del niño, como síntoma de la pareja y el lugar del niño como objeto en el fantasma materno. Finalmente pregunta sobre si habría una modificación partir de las últimas reflexiones de Lacan a partir del sinthome.

Laurent plantea una modificación en el tratamiento de la Significación fálica, el significado de la falta de una madre. A la respuesta tradicional a estas preguntas, ¿Qué soy yo para el Otro? y ¿Qué quiere el Otro de mi?, por la vía del Nombre del Padre, metáfora para responder, hay en la clínica una fragilización para responder. En este contexto donde las identificaciones al ideal están fragilizadas, se revela la necesidad y lo oportuno de un abordaje a la significación fálica desde los valores femeninos, la lógica del goce femenino. Eric Laurent hace referencia a un punto de inflexión, el seminario La angustia de Lacan, donde Lacan formula la angustia como “ una angustia vinculada no tanto al objeto amenazado “el falito”, sino que más bien reconfigura la angustia como angustia de separación, a partir de la manera con que se separan los objetos del cuerpo, y articula el cuerpo a sus objetos de una forma que permite eludir todo el drama de la amenaza de castración.”. Esto permite establecer la significación fálica sin pasar por la metáfora paterna, que era el abordaje desde la lógica del drama Edípico, sus constelaciones y identificaciones. Retoma de Freud destacando que “lo central es pensar no la amenaza de castración sino que la perdida de amor funciona como el lugar central de lo que puede faltar”.

Todo esto implica pues un cambio en el horizonte clínico a partir del cual, la construcción de la significación fálica del niño “pasa más bien por establecer las versiones del objeto a que tiene el niño, las separaciones que él ha podido hacer de sus objetos y el valor de objeto a que tiene para la madre. Y esto determina el valor fálico. “Este objeto que hace cópula entre el niño y la madre y que el niño mismo puede tener valor de objeto.”.

Ir más allá

Eric Laurent aborda el concepto de “el sujeto como síntoma de otro cuerpo”. Partamos del hecho constatado de la no existencia de la relación sexual, no hay un significante para el hombre, ni para la mujer, habrá un significante para un hombre y una mujer. La falta de significante está representada por el significante falo, “designa la función simbólica que asume el pene como símbolo de la libido para los dos sexos, es así mismo el significante del deseo y del goce sexual,… es la significación misma.” Terapia psicoanalítica. UOC. Retomemos el padre real, el que puede hacer lo imposible, una versión, de cómo hacer con los objetos de una madre (hijos) a partir de poder hacer de esa madre, una mujer causa de su deseo, eso la convierte en mujer y ara de este hombre un padre para ser respetado y amando. Una versión de cómo hacer con los objetos a.

…”el síntoma es indicio [señal] y sustituto de una moción pulsional cuya meta es la satisfacción] reprimida, así pues de una satisfacción pulsional que interceptada no ha tenido lugar como tal y que se halla sometida a un proceso represivo” Inhibición, síntoma y angustia. Freud, permitiendo con la formación del síntoma como artilugio, artefacto, un sistema de satisfacción secundario. Entonces el sujeto síntoma de otro cuerpo, es la mujer. La mujer des de su falta, es una es una versión del goce de un hombre, siendo ella su falo. Dirá que a partir de ahí Lacan lo modifica un poco y lo hace ser un síntoma, el falo síntoma.. “ la mujer como síntoma del goce de otro cuerpo, el del hombre” síntoma para descifrar el goce de ese hombre. La mujer síntoma , es la falta sintomatizada del hombre , objetivada en la mujer, la mujer objeto/solución. Descifrar el goce fálico de ese hombre. “El goce fálico entra en la categoría del partenair síntoma”. Descifrar lo que esa mujer “representa”, ese enigma. “La mujer síntoma de otro cuerpo … permite pensar la mujer en relación a los objetos desde la separación de ellos, entonces podemos pensar el lugar que ese hijo viene a ocupar, des del goce femenino.“. Lacan dice que esto significa esencialmente que todos los objetos de amor de una mujer son objetos separados, se separan de ella.” En la relación de esa mujer con sus objetos la angustia será más real en la exigencia de amor de estos objetos separados.” Esto implica que el niño en el lugar de objeto a de la madre tiene una significación no solo de falo, sino que tiene la carga de objeto de goce. Eric Laurent introduce aquí una nueva referencia a la obra de Lacan el seminario RSI, donde se trabaja la función del padre, no desde la identificación freudiana, sino como una operación en el hacer de una madre una mujer. Entonces propone Laurent pensar en el niño en el lugar de objeto a en el fantasma de la madre, pensarlo como síntoma de la madre o como síntoma de la pareja. El amor al padre no como una identificación primordial sino como la del resultado de esta operación, el amor y el respeto a un padre.

La nota sobre el niño es un texto, que aglutina y contrae un largo trabajo de todo este proceso laborioso que Lacan va desarrollando, en relación a la familia como lo irreductible de una transmisión, la nominación y la modalidad de goce.

El lugar que ocupa el niño

A la pregunta planteada por Silvia Elena Tendlarz ¿Cómo situar al niño en la oposición clásica entre síntoma y fantasma?

E Laurent dice que hay que profundizar mucho más en esta relación. Hace referencia a Lacan la cura de diferenciar, el lugar del niño como síntoma de la pareja y el lugar del niño como objeto en el fantasma materno, y destaca su utilidad para la orientación en la clínica.

El niño síntoma de la pareja

El niño síntoma de la pareja como el lugar en que el niño encarna el nudo de lo real, simbólico, imaginario que hay entre él y la pareja. Articulación de lo R, S y I con pareja. ¿Sería como decir que la articulación de lo RSI en la pareja lo encarna el niño, como objeto/cuerpo donde dar cuentas de eso, una modalidad de goce, una nominación y una imagen que lo sostiene?

El niño como objeto a en el fantasma materno / como síntoma de la madre

Otra precisión necesaria a delimitar con cura es oposición entre el niño como objeto en el fantasma materno y el niño como síntoma de la madre, “esto permite también definir y articular de manera más sofisticada la oposición real, simbólica, imaginaria del niño en su relación con la madre”. Ubicar al niño en la dimensión real del objeto, permite vislumbrar el goce femenino, mas allá del goce fálico. Este objeto separado del cuerpo de la mujer. Laurent dice que para definir con precisión “este valor real del objeto hay que articular síntoma y fantasma del lado materno…. Hay que tomar en cuenta esta doble dimensión.”

La formación del el fantasma como operador de una ausencia en lo real, sin significación previa, con la única respuesta posible a través del cuerpo. Síntoma como una formación donde opera el significante. En la manifestación del síntoma subyace el fantasma.

Una Madre transmisora de un deseo, este deseo como se manifiesta en la Demanda materna para un niño, demanda indescifrable. ¿Qué quiere mi madre?

En la posición de objeto del fantasma materno del niño, en su respuesta total al deseo de la madre, el niño queda, aplastado capsulado en su cuerpo. Su cuerpo da constancia de eso, de ese real, en su cuerpo.

En la posición de enlace de ser el síntoma de la madre, no hay ese encapsulamiento en su cuerpo. Un síntoma es una respuesta que va más allá de lo real, concierne a un nudo de lo real con lo imaginario, lo simbólico.

E. Laurent plantea estos entramados como respuestas de los niños a los padres, a la pareja, a la madre, como invenciones y apunta partir de estas invenciones en el trabajo terapéutico con los niños, reordenar el montaje originario del real, simbólico, imaginario con los padres.





Éric Laurent. El niño y su familia.

Sigmund Freud. Inhibición, síntoma y angustia.

VVAA. Terapia Psicoanalítica. UOC

Daniel Roy. Cuatro perspectivas sobre la diferencia sexual.

Dolores Castrillo. El Fantasma.

Philippe Julien. El mando de Nóe.