Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




sábado, 26 de marzo de 2022

 SESIÓN DE TRABAJO , 18 DE MARZO.

    

     FABIAN FANJWAKS ; Fantasmas Inéditos 

      por :  AGNES WEHR

En lo referente a sexuación, procreación y género, lo que antes sólo se podía realizar en la fantasía, ahora la biotecnología facilita que pueda ser real.

Este hecho, en nuestra época de caída del nombre del padre, época del Otro que no existe y de empuje al goce, hace reflexionar sobre cómo estos cambios afectan a las personas, al psicoanálisis, sus conceptos y su práctica.

Para el psicoanálisis, la sexuación, el género, la procreación, no son meros hechos biológicos, tampoco se reducen a un constructivismo social. “Son largos procesos que ponen en juego lo real del goce para cada ser hablante y el conjunto del aparato simbólico del que dispone”. Un real impermeable a las variaciones sociales.

Querer tener un hijo, devenir padre o madre, formar una familia son demandas del sujeto que pueden cubrir otro deseo. El trabajo del psicoanálisis es identificar, en la articulación de la demanda, el deseo y el goce, a que fantasma se procura dar satisfacción con estas demandas. Este es el punto en que, con los cambios tecnológicos, aparecen posiblemente fantasmas inéditos.

Formar una familia es otro concepto que ha cambiado y tiene ahora muchas acepciones. F F se refiere a Lacan y apunta que en “cualquier forma de familia está el deseo de una transmisión”, y particularmente de “una transmisión que implica un deseo que no sea anónimo”. Este deseo de transmisión adopta formas inéditas, se constituyen síntomas inéditos dice Lacan, y F F añade: aparecen fantasmas inéditos.

F F reflexiona sobre cuál es la posición del analista en este contexto.

  • una posición conservadora no

  • acompañar estos fantasmas inéditos,¿ hasta dónde?

¿Dónde se sitúa el límite? Lacan señala: “en el desvarío de nuestro goce, sólo existe el Otro para situarlo”

Pero estamos en la época del Otro que no existe, en el que “el modo de gozar no se orienta más que por el plus de gozar”, en que las demandas de los analizantes son, a veces, para respaldar o validar que no para analizar el arreglo sinthomático de cada sujeto.

Entonces cómo intervenir? “Quizás a nivel de lo que no funciona en estas soluciones de tipo RSI” es decir lo que hace síntoma.

Lacan señala que “se goza mal porque lo real existe y hace síntoma”.

La biotecnología intenta eliminar este real con la reproducción asistida, con las acciones transgénero, y no elimina el síntoma sino que produce nuevas formas de síntoma, que los psicoanalistas deberán identificar.

La sexualidad “seguirá existiendo como un real que no cesa de no inscribirse”, el psicoanalista podrá, según plantea F F:

hacerse partenaire de este real y de los arreglos a que da lugar,

pero sin apelar a la norma(l'étourdit), siendo los psicoanalistas “ más psicoanalistas”,

es decir despojándose de prejuicios o resto normativo sobre lo que es ser mujer, ser

hombre, padre, madre o hacer una familia.

De esta manera el analista podrá saber responder a lo que no funciona, a lo que hace síntoma.


Por mucho que la ciencia separe la reproducción de la sexualidad, ambas son más que un mero acto biológico. Los cambios en su realización provocan la aparición de nuevos síntomas y fantasmas inéditos.


François Ansermet, La fabricación de los hijos. Un vértigo tecnológico.

Por , PILAR RUIZ GIMENO



Ansermet dice en su libro que el deseo de procrear a un tercero es siempre una apertura a lo desconocido, a que algo de nosotros sobreviva en ese nuevo ser, y a confrontarnos a nuestra propia desaparición. Ese deseo es más intenso en el caso de esterilidad o de parejas homosexuales. Como la tecnología hace posibles formas de procreación inéditas hasta hoy, el deseo puede convertirse en un querer a cualquier precio, en un deber, incluso a exigirlo como un derecho.


La cuestión de saber cómo hacer para tener un hijo es central en la procreación asistida. Esto contrasta con el no querer saberlo de la mayoría de los humanos: a una mujer embarazada no se le pregunta cómo lo hizo y los hijos generalmente tampoco imaginan cómo fueron engendrados, porque para ellos la pareja padre madre no se corresponde con la pareja sexual hombre mujer.


Las biotecnologías de la procreación y la predicción pueden intervenir en la naturaleza, modificarla más allá de lo razonable. Pueden diseñar hijos de acuerdo con los deseos de los padres o con las necesidades terapéuticas de un hermano. A través de ellas se llega a lo que Lacan designó el “tope lógico de lo imposible”, un punto límite donde surge lo real que no se puede simbolizar. Y entonces el sujeto es atrapado por el vértigo, palabra que nombra la fascinación que produce lo que la tecnología puede hacer en la procreación asistida y la sensación subjetiva de desubicación que provoca dicho potencial. Ante estos vértigos se suele recurrir a la construcción imaginaria del fantasma el cual es una defensa para enfrentar lo real, contra la angustia originada por la biología.


El libro se estructura en torno a tres vértigos: el del misterio del origen, los de la diferencia y los del destino. Hay una cuarta parte donde aborda ciertas claves para una clínica del devenir.


Nos centramos en los capítulos 3 y 4 de la primera parte sobre el misterio del origen. Ansermet distingue entre procreación y origen. Nuestro origen nos precede. Venimos a un mundo que ya estaba y en el que cabía la posibilidad de nuestro llegar a ser sin posible predicción de cómo sería ese ser. El niño crea ficciones que le den respuestas y que el psicoanálisis denomina “teoría sexuales infantiles”, en las cuales todo el cuerpo se ve concernido en la concepción menos el sexo. Ansermet expone el caso clínico del niño tratado por angustia y miedo a morir tras una operación de amígdalas. Él representa su muerte cardíaca y su reanimación convertido en niña. Después, el corazón se convierte en una oreja por donde entra una semilla. Aquella se metamorfosea en un vientre con un un niño dentro que acaba saliendo por la cadera. Este niño con su construcción imaginaria parece haber procesado la muerte mediante la reproducción.

Lo irrepresentable se encuentra en el centro de las aplicaciones biotecnológicas. Procreaciones heterólogas a través de la donación de esperma, de óvulos o de cigotos; autólogas a partir de gametos de la pareja que necesita de terceros, incluso de gestación por sustitución. El desconcierto puede llegar al caso de que padres de un hijo de sus propios gametos sigan considerándose estériles. O a que consideren al médico como un padre poniéndole su nombre al hijo.


Estos métodos podrían producir efectos subjetivos traumáticos en el inconsciente y el sujeto quedar atrapado en el goce del vacío, de lo no irrepresentable. La fijación puede llevar a ver en las biotecnologías la causa de todo lo que hace o le pasa al hijo.


¿Por qué un hijo a toda costa?

Ansermet analiza la diferencia entre desear y querer y la problemática en torno al deseo que siempre es ambivalente, dubitativo. Como no funciona bien, lo que se obtiene no siempre es lo que se desea. Querer un hijo es querer otra cosa siempre. Tiene que ver con el narcisismo de los padres para los que él ocupa el lugar del ideal del yo. También, con el deseo inconsciente de inmortalidad, de quedar inscrito en la línea generacional, paradójica manera de subrayar la referencia a la muerte.


Cuando la ambivalencia del deseo entra en crisis, da paso al querer lo que no se consigue invocándolo como un derecho. Algunas veces se llega a sobrepasar los límites impuestos por la realidad o la ética, como el caso de la mujer que quiso y consiguió tener dos hijos más allá de los 60 años; la hija que tuvo un hijo con el útero trasplantado de su madre; el hombre trans que quiso y fue madre; el hombre del que se han congelado sus espermatozoides y se convierte en padre después de muerto, etc.


Ansermet afirma que el deseo de estar embarazada no siempre va unido al de tener un hijo o al de ser madre y lo ejemplifica con el caso extremo de la mujer que tras seis años de tratamiento, quedó embarazada y reclamó el derecho de abortar.


Cuando desaparece el juego del deseo y el placer, el sujeto queda a merced del goce. Las tecnologías de la procreación unidas a los sistemas de goce contemporáneos que exigen todo e inmediatamente pueden provocar que el sujeto quede enganchado a la compulsión a repetir. Sueños prometeicos es como Ansermet llama a los retos de las biotecnologías.


Sexualidad y procreación

El mundo imaginario y simbólico de la sexualidad es diferente del de la procreación. Ésta está en el cruce de la diferencia de los sexos y de las generaciones. Cada niño deberá encontrar su respuesta a la articulación de lo sexual y lo parental, porque no hay una universal, y deberá crearse su destino más allá del que se le ha asignado.


Ese espacio de libertad necesario se encuentra en la diferencia irreductible entre la madre y la mujer que desea más allá del hijo; y entre el padre y el hombre que introduce la ley del deseo al desear a esa mujer. En resumen, el niño podrá llegar a ser sujeto de su destino por el hecho de no ser todo para la madre y para el padre ni ser ellos todo para él.

Cuando intervienen las biotecnologias, la sexualidad se desconecta de la procreación, de manera que ésta sólo está vinculada con la intervención técnica, lo que subjetivamente coloca a esos padres en la posición de cuando fueron hijos y no podían imaginar qué hacían sus padres cuando los hacían a ellos. Entonces el asunto fluctúa entre la falta de representaciones y un exceso de imágenes producidas durante el proceso tecnológico. En el caso de la donación de gametos o de cigotos reactivan la “ficción de la novela familiar”, con la que el niño, según Freud busca reemplazar a los padres biológicos por otros más ilustres.

Resulta paradójico que al soslayarse el sexo, lo destaquen y se vean connotaciones sexuales en gestos o palabras triviales, de manera que todo pueda tener sentido sexual. Ansermet pone algunos ejemplos como considerar la inyección intracitoplasmática de espermatozoides una escena de violación; sexualizar a la persona que seleccionó los espermatozoides y realizó la concepción bajo el microscopio; supersticiones para facilitar la concepción como que las técnicas no deberían usar maquillaje ni pintarse las uñas, ponerse perfume o usar zapatos brillantes.

La cuestión sexual es intrínsecamente complicada para el ser humano debido a la no-relación-sexual, lo que significa que no hay saber instintivo o instrucciones de uso para el sexo. Ni el sexo ni la reproducción están escritos para el humano; sin embargo, en algún momento se impone la necesidad de tener un hijo que se sabe que será sustituto. Puede suceder que la evidencia de la no-relación-sexual surja como un real insoportable y entonces tener un hijo se imponga como forma de dar sentido a la vida sexual de la pareja.

Éstas son algunas de las ideas centrales del libro expuestas de manera resumida.

1. No hay relación subjetiva entre sexualidad y reproducción porque no-hay-relación-sexual.

Las biotecnologías, que desconectan reproducción y sexualidad, paradójicamente subrayan ésta.

2. Hay relación intrínseca entre procreación y muerte, aunque ambas son subjetivamente irrepresentables. Lo real de ambas provoca angustia.

3. Querer un hijo a toda costa supone que el goce anule el deseo y el sujeto quede atrapado en la compulsión a repetir.

4. Recurrir a diagnósticos genéticos preimplantacionales facilita el determinismo; pero el psicoanalista ha de apostar por lo inesperado para ayudar al sujeto a que su origen no sea un destino.

5. Un psicoanálisis sin prejuicios puede aportar nuevos puntos de referencia simbólicos ante los cambios producidos por las biotecnologías y orientar a los sujetos afectados por ellas.