Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




lunes, 19 de agosto de 2013

La angustia: Conclusiones del curso 2012-13

El tema central de este curso ha sido la angustia. Cuando nos decidimos por este tema, nos surgían como interrogantes cuáles eran las angustias contemporáneas, en relación a los malestares sociales y a sus manifestaciones en el campo de la Educación y la Salud Mental. Por otra parte, también nos propusimos dilucidar las diferencias conceptuales entre Freud y Lacan entorno a ésta.

De este modo, durante el primer cuatrimestre del curso, nos dedicamos al estudio del concepto de la angustia, partiendo de Freud y pasando por Kierkegard hasta llegar a Lacan.

Iniciamos así con la lectura de “Inhibición, síntoma y angustia”, destacando la angustia como reacción ante un peligro, pudiendo ser externo (angustia real) o interno (angustia neurótica). En un anexo posterior del texto, Freud formula la angustia como señal, es la expectación del trauma y una reproducción mitigada de éste, con la esperanza de controlarlo.

En el trabajo de un texto anterior, la Conferencia 25, pudimos ver que en un primer momento Freud entendía la angustia como "señal de alarma" desencadenada por el yo: "Sabiendo que el desarrollo de la angustia es la reacción del yo ante el peligro y constituye la señal para la fuga...también en la angustia neurótica busca el yo escapar a las exigencias de la libido y se comporta con respecto a este peligro interior del mismo modo que si de un peligro exterior se tratase". La líbido reprimida tendría como destino posible la angustia, y el síntoma vendría a conformar una defensa contra la angustia.

Esta idea cambia en el 1925 con “Inhibición, síntoma y angustia”, donde Freud señala que ya no es la represión quien produce la angustia sino la angustia quien causa la represión.
En 1932 vuelve a ocuparse Freud de la angustia en la 32ª de las "Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis: La angustia y la vida pulsional", donde formula que la angustia es señal de un peligro exterior siempre, pudiendo ser éste el peligro de castración -en el hombre- o de pérdida de amor – en la mujer-.

Señala también que la angustia es un estado afectivo, habla del nacimiento como el suceso que deja tras de sí tal huella afectiva: las influencias propias de la angustia sobre la actividad cardiaca y la respiración. Luego diferencia entre la "angustia real" (ante un daño temido del exterior) y la "angustia neurótica" (enigmática e inadecuada), que observaba en tres circunstancias:
   1) como "angustia flotante o expectante" (neurosis de angustia, por transformación de la            líbido insatisfecha)
   2) "vinculada" fijamente a determinadas representaciones (fobias).
   3) acompañando a los síntomas o como “estado” más duradero (histeria y otras neurosis).

A continuación, indagamos en el concepto de la angustia en Kierkegaard y Lacan. Para Kierkegaard, la angustia es parte esencial de la existencia (y grandeza) humana, es la posibilidad de la libertad. Diferenciará la angustia del temor: el temor tiene un objeto, la angustia es la nada.

En Lacan veremos que la angustia no es sin objeto, sino que señala a lo Real, lo insoportable, designa el objeto último: la Cosa (posteriormente, objeto a). En este punto nos detuvimos en un dicho de Kierkegaard que Lacan interroga repetidamente: “la angustia afecta más fácilmente a la mujer”. Lacan resuelve que al nivel del goce, la mujer está menos sujeta a la angustia, pero por este hecho, el deseo del Otro la afecta más directamente. La mujer no pasa por el -φ y en su relación con el deseo del Otro no está protegida por el objeto – mientras que el hombre interpone un objeto.

Del lado femenino la angustia es ante el deseo del Otro, del lado masculino la angustia se vincula con un “no poder”, con un instrumento que desfallece.

* * *

Una vez vistas estas conceptualizaciones, pasamos a un segundo momento en el Grupo, en el que indagamos más sobre las manifestaciones de la angustia, en conexión con cada una de las prácticas terapéuticas, relacionando algunos textos con presentaciones de viñetas o casos clínicos.

De este modo, nos introducimos en el pasaje al acto como respuesta a la angustia , a partir de la lectura de “Los trastornados de la conducta bajo sospecha” de F. Vilà y la exposición de un caso de un joven institucionalizado que retorna al núcleo familiar, no sin dificultades y con respuestas de fuga en las escenas en las que la madre hace de él un objeto. Esto encadena con una definición de Colette Soler en la que señala que la angustia es el afecto de la “destitución subjetiva”, afecto que surge cuando el sujeto se percibe como objeto.

Seguimos en esta línea con la lectura de "Tres respuestas del sujeto ante la angustia: inhibición, pasaje al acto y acting out" de Guy Trobas, con el fin de afinar en la diferenciación entre estas tres manifestaciones. Pudimos ver que el pasaje al acto es una respuesta al afecto angustiante en lo real del cuerpo; a diferencia del síntoma que es un tratamiento simbólico, o la inhibición que supone un tratamiento imaginario de representaciones del yo. Es una respuesta o huida ante aquello de lo que la angustia es señal, se produce la necesidad de salir de la escena donde falla el trabajo de simbolización.

El acting-out, en cambio, es un tipo de acción por dónde el sujeto, en la medida que está especialmente solicitado exige una respuesta más acertada del analista.Por tanto, es una respuesta transferencial, entra en la serie de los fenómenos de transferencia pero desde lo imaginario. Exhibe un significado claro, un mensaje dirigido al Otro y es un rechazo al momento de concluir.

Posteriormente, pasamos al trabajo de la conferencia dictada en Granada por Miquel Bassols y publicada bajo el nombre de “El caballo del pensamiento”, en la que pudimos encontrar algunas orientaciones importantes para la clínica y su tratamiento:
  • Lacan va a tomar la angustia no como un trastorno que hay que curar de inmediato, sino como un signo que no hay que borrar a cualquier precio (cuanto más lo borremos, más va a reaparecer en otra parte). Es una señal subjetiva importante, si la tratamos de borrar, se desplaza (como ya señaló Freud), la veremos reaparecer en otro frente.
  • Decir que “no hay objeto de la angustia”, es como concluye el clínico actual. Lacan plantea que la angustia no es sin objeto y además tenemos ahí el hilo para situar el objeto que más le importa al sujeto. Donde el sujeto se angustia, tenemos algo del deseo que está seguro en juego. “La angustia es una certeza”.
  • Teniendo en cuenta otra de las definiciones que nos da Lacan “La angustia es la falta de la falta” (cuando al sujeto le falta la ausencia, el vacío posible que hace habitable un espacio, entonces aparece la angustia), Bassols indicará “El psicoanálisis aprende y enseña a cómo situar ese objeto [el objeto de la angustia] en lo más íntimo de cada uno y aprende que la mejor defensa frente a la angustia será siempre esa falta que el lenguaje hace presente y anima, finalmente, la causa del deseo en el sujeto; y que poder simbolizar, localizar, esa falta de la manera adecuada, es la mejor defensa que podemos tener frente a la angustia, frente a esa señal de la falta de la falta.

En la siguiente sesión, nos interrogamos sobre la angustia particularmente en la psicosis, a partir de la exposición de un caso clínico y de las siguientes lecturas, de las que destacamos:

  • La angustia en la psicosis” de Daniel Cena: en la neurosis hay menos angustia, porque hay fantasma, hay una elaboración simbólica de lo real en el objeto a; en la psicosis no hay defensa contra lo real, el objeto no está perdido ni prohibido, se presenta en lo real. El Otro es vivido como una voluntad de goce sin límites, que se satisface cuando el sujeto lo completa, en posición de objeto – la angustia aparece en ese quedar reducido a objeto.
  • Voces de la psicosis”, de Daniel Zimmerman: señala que en la neurosis el sujeto, confrontado con el deseo del Otro, elude la angustia, rebajando su deseo a demanda; en la psicosis, la angustia viene del Otro. Una voz se dirige a él, la voz del Otro lo interpela, lo injuria.
  • ¿Qué angustia para la psicosis?” de Mayra de Hanze: la psicosis es la estructura clínica que más se angustia. Hay la forclusión, ese agujero estructural en lo simbólico y lo forcluido retorna en lo real, que irrumpirá en lo simbólico. “Si hay algún sujeto que sabe de la presencia de lo real, ese es el sujeto psicótico”.
  • Angustia e inhibición en la psicosis” de Daniel Millas: la angustia forma parte del ciclo fenómeno elemental enigma certeza angustia. Señala modos diversos de tratamiento de la angustia: pasajes al acto, rutinas estereotipadas, elaboraciones delirantes, creación artística.
Finalmente, trabajamos un caso de un niño con dislectia, diagnóstico actualmente asociado al TDAH, en serie con el texto “Lo viejo y lo nuevo de la angustia” de Manuel Fernández Blanco. Vemos en el caso como la cita de Freud “lo siniestro es que el deseo de realice” se muestra en varias escenas de juego del chico, así como vemos que la angustia aparece ante el enigma de lo que quiere el otro, es señal de que el deseo se está acercando peligrosamente al goce.