Associació per l'estudi i la difusió de la psicoanàlisi d'orientació lacaniana, fundada per Cecilia Hoffman. Quadern de bitàcola




jueves, 9 de mayo de 2024


 

ACERCA DEL TRAUMA

El concepto de trauma es uno de los conceptos fundamentales en la obra de Freud, es posible localizar en sus escritos las diferentes posiciones teóricas que va exponiendo a través del avance de su teoría. Fue a partir de las grandes guerras, donde apareció, efectivamente, la neurosis traumática como tal.

Las primeras definiciones de trauma las podemos encontrar entre 1893 y 1896; trazan la función de la memoria inconsciente en la neurosis, señala el papel de la escena traumática como recuerdo inconsciente, a partir de la formación y repetición de los síntomas.

Vuelve a definir el concepto de trauma en 1920 destacando el carácter perturbador de la satisfacción pulsional. El exterior en el interior, de esta forma, Freud destituye la escena psíquica e instala el trauma en el campo de la memoria inconsciente.

En “Nuevas puntualizaciones sobre la neuropsicosis de defensa (1896) Freud dice: “En mi primera comunicación sobre las neurosis de defensa quedó sin esclarecer cómo el afán de la persona hasta ese momento sana por olvidar una de aquellas vivencias traumáticas podía tener por resultado que se alcanzara realmente la represión deliberada y, con ello, se abriesen las puertas a la neurosis de defensa. Ello no podía deberse a la naturaleza de la vivencia, pues otras personas permanecían sanas a despecho de idénticas ocasiones. No era posible entonces explicar cabalmente la histeria a partir del efecto del trauma, debía admitirse que la aptitud para la reacción histérica existía antes de este.”1

Más adelante, en el mismo texto dirá: “no son las vivencias mismas las que poseen efecto traumático, sino solo su reanimación como recuerdo”

En tres ensayos de teoría sexual (1905) postula el estatuto universal de la sexualidad infantil, señalando su valor constitutivo en la estructura. Entre síntomas e impresiones infantiles se intercalan las fantasías, las invenciones de recuerdos.

A lo largo de su obra, Freud, enlaza trauma y síntoma al ubicar una vivencia sexual prematura traumática en el origen de las neurosis, aunque señalará que no será la vivencia en sí sino su recuerdo, lo que devendrá traumático (1990). Encontraremos la pulsión del lado del empuje económico del síntoma, mientras que la fantasía contribuye y posibilita su figuración escénica.

En “Más allá del principio del placer” (1920) vuelve sobre el problema de la satisfacción pulsional y redefine su teoría traumática. El trauma, en este momento, ilustra la paradójica relación del sujeto con la satisfacción pulsional. Freud descubre la relación íntima entre la pulsión de vida, la pulsión de muerte y el trauma al estudiar una serie de fenómenos como: el sueño, la repetición, etc. el trauma representa aquello que, cada vez, es lo mismo y que se resiste a ser contado.

Eric Laurent en su texto «El revés del psicoanálisis” dirá refiriéndose a la obra de Freud: “veinticinco años más tarde, después de la primera guerra mundial, Freud da un sentido nuevo a los accidentes traumáticos y las patologías que les sucedían. Hace de estos casos entonces, un ejemplo del fracaso del principio del placer y uno de los fundamentos de la hipótesis de la pulsión de muerte. Durante largos períodos y sin ningún remedio, sueños repetitivos que

reproducen la escena traumática provocan despertares angustiosos. Estos sueños contrastan con una actividad de vigilia que ella, puede no estar dañada.2

Para Germán García, “no hay una elección entre trauma y fantasía, tampoco se trata de que si tengo fantasía entonces no hubo ningún acontecimiento del mundo, o a la inversa, si existe un acontecimiento del mundo entonces no tengo ninguna fantasía. La cuestión del trauma está ligada a la contingencia de un encuentro. Para el psicoanálisis el acontecimiento no tiene que ser necesariamente terrible para ser traumático. El factor que subraya Freud es la sorpresa.”3

García sigue en su seminario sobre la actualidad del trauma analizando los escritos de Freud y así como también los de Lacan y dice que ya no es posible pensar el trauma como un hecho exterior, en el cual alguien no estaría implicado. Está implicada la imagen que se tiene de sí, así como un cierto equilibrio libidinal, económico o, como dice Freud, una particular manera de ligar y desligar los afectos a ciertos discursos. Todo esto trasciende la idea del trauma como un acontecimiento externo.

Lacan, en su seminario “Los Cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, adopta un enfoque kierkegaardiano para decirnos qué es el trauma. Para Kierkegaard, Wiederholung [repetición] y Erinnerung [recuerdo] son dos caras de la misma moneda: «Repetición y recuerdo son el mismo movimiento, excepto en direcciones opuestas, porque lo que se recuerda se repite hacia atrás» (Kierkegaard, 1983, p. 131). Lacan está de acuerdo en que estos dos conceptos están relacionados, pero solo en cierta medida: el límite que establece Lacan para esta repetición hacia atrás es lo real.

¿Dónde encontramos ese real? Lo real es eso que yace siempre tras el automaton, y toda la investigación de Freud evidencia que su preocupación es esa dirá Lacan, refiriéndose al concepto que introdujo en el seminario XI, la tyche.

“El lugar de lo real […] se extiende desde el trauma hasta la fantasía», y «la fantasía nunca es nada más que la pantalla que oculta algo bastante primario, algo determinante en la función de la repetición».

“Nuestra experiencia nos plantea entonces un problema, y es que, en el seno mismo de los procesos primarios, se conserva la insistencia del trauma en no dejarse olvidar por nosotros. ¿Cómo puede el sueño, portador del deseo del sujeto, producir lo que hace surgir repetidamente al trauma -si no su propio rostro, al menos la pantalla que nos indica que todavía está detrás?

Ahora tenemos que detectar el lugar de lo real. Lo real puede representarse por el accidente, el ruidito, ese poco-de-realidad que da fe que no soñamos. Lo real hay que buscarlo más allá del sueño.

Ese real, velado por la pantalla del fantasma, queda, en este período donde domina lo simbólico, como parte inasimilable.4

Según Lacan, hay un trauma esencial y común que todos compartimos: en su Seminario X, Lacan va tan lejos como para sugerir que nacer es una experiencia traumática: él lo llama “el

trauma del nacimiento”. Todos compartimos este trauma común, porque todos emergemos en el mismo «Otro entorno».

Llamamos trauma al encuentro contingente ocurrido en la primera infancia entre lalengua oída que porta el goce de quien la habla y el cuerpo del niño que aún no puede dar significación ni sentido a lo que oye. El resultado de ese encuentro azaroso es la fijación de un goce en su cuerpo que es el núcleo real del síntoma como acontecimiento de goce en el cuerpo. Ese goce que el analizante podrá localizar al final de su análisis como lo real de su síntoma, está allí desde el principio.

Lacan nos habla del trauma universal, del trauma de todos los parlêtres. Es el que tiene su causa en el lenguaje, y es lo que Lacan llamará Trou-matisme. En el troumatisme se trata de la experiencia de goce fuera de sentido, inasimilable, que es el encuentro del niño con un agujero en la comprensión de las palabras y las cosas que recibe del Otro. Es la irrupción de lalangue, que agujerea lo real. El cuerpo es anterior al lenguaje y está afectado por el goce. De este encuentro entre lalangue y el cuerpo surgen las marcas en el cuerpo. El troumatisme de lalangue como acontecimiento del cuerpo es la marca y la lengua se inscribe y fija el goce en el parlêtre.

Otro término que merece ser subrayado es el de la extrañeza. Si bien hay sorpresa, digamos que quien tiene un trauma también tiene la extrañeza de ese trauma, si no fuera así tendría la evidencia y podría decir: "Es un trauma por esto y aquello ... " pero, en general, las personas no tienen una explicación: "¡No tengo ninguna explicación!". Es algo que lo avergüenza, algo que oculta y sobre lo cual no tiene explicación.

En 1932 Sigmund Freud definió lo reprimido como una tierra extraña interna, casi como se define una embajada que, si bien pertenece al territorio del país donde está el edificio, simultáneamente, también pertenece al país que representa. Un elemento extraterritorial dentro del propio territorio. Jacques Lacan llamará a eso extimidad, algo topológicamente extraño, una tierra extranjera interna; en este sentido, es importante tener en cuenta que, anteriormente, en 1917, Freud había dicho que el “yo no era amo en su propia casa”.

¿Por qué razón, de pronto, alguien sería particularmente afectado por una palabra? La tesis de Sigmund Freud es que esto se produce porque existe una conexión afecto/palabra, es decir que las palabras están ligadas a ciertos afectos.

Es la ley de la condensación y el desplazamiento: una palabra que, por asociación, recibe una carga afectiva desplazada de otra. Jacques Lacan construye con esto una retórica, en términos de cómo alguien se separa y se junta con algo.

Lo decisivo ya no es el trauma, no es que el trauma sea un hecho de historia, sino que en ese momento podemos hablar del trauma, por el contrario, como un significante enigmático. La fórmula ‘el significante enigmático del trauma sexual’, que encontramos en La instancia de la letra…, ya indica esa elección, decisiva también para la práctica, de no aprehender el trauma a partir de la historia y del sentido, es decir, a partir de algo ‘vivido como’, sino a partir del enigma, que es ‘el colmo del sentido’, si quieren, pero precisamente en el punto en que éste se anula y, como significante, deja abierta la interpretación.”5

Marcas de lalengua.

Las marcas en el cuerpo de lalengua no son sin ser también inscripciones sobre el cuerpo, como firmas de un trauma inscritas sobre la piel, pudiendo dar a ver allí un punzón de la historia singular del parlêtre. Es de esas heridas que, aunque son del cuerpo, no son visibles en el sentido de que no se sabe la singularidad de lo que esconden, sin embargo, el que las lleva siente que las miran. Lo traumático se intensifica y se repite en la realidad de alteridad.6

Hoy en día el término trauma, situaciones traumáticas, lo encontramos en todas partes y dando explicaciones de diversas situaciones o eventos y siempre vinculadas a acontecimientos externos al sujeto, negando a la vez la subjetividad y singularidad de cada uno. Y como dice Colette Soler: “en el trauma uno piensa, más bien, que la responsabilidad subjetiva no está implicada”7

Lo que si podemos asegurar es que:

“Cada uno tiene su propio trauma”

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 1 Edición Amorrortu. Obras completes. Vol III

2 E. Laurent – El revés del trauma – Revista Virtualia 6 

3 G. García – Actualidad del trauma – Grama Ediciones 

4 G. Brioles – Parlêtre, un nombre del trauma – Revista el Psicoanálisis 38

5 J.-A.Miller - Causa y consentimiento – Ed. Paidós

6 G. Briole - Parlêtre, un nombre del trauma – Revista el Psicoanálisis

 7 C. Soler – De un trauma al Otro – Seminario Internacional