Por : Vanesa Postigo
¿Cómo
enseñar algo que supone una experiencia?
Anoto de enrtrada
diferentes definiciones del término “enseñar”: Mostrar o
exponer, indicar o dar señas, hacer ver de forma práctica mediante
una explicación o una indicación cómo funciona, se hace o sucede
una cosa.
A continuación
comento sobre enseñar/delirar lo que del discurso analítico puedo
decir de forma breve:
El discurso
psicoanalítico es la práctica y hay que pasarla por el
cuerpo a través de la experiencia del análisis. Así, teniendo en
cuenta los 4 discursos, si la transmisión del saber (S2) lo
encarna el discurso universitario se puede pensar en una transmisión
de cierta teoría psicoanalítica pero, este saber no forma
analistas.
En el discurso
analítico el saber esta supuesto. Así, el lugar de
dominación está ocupado por el objeto a (causa del deseo)
que no se puede comandar, ni dominar, ni someter. El analista se hace
semblante de objeto a. A pesar que no hay enseñanza por la
ausencia de dominación de un saber ya que es supuesto, sí es
posible enseñar algo, sin orden ni coherencia, sin ley.
En definitiva, el discurso analítico no tiene nada de universal.
Sino que es para uno solo.
Lacan define el acto
analítico como aquello que sucede en el lugar de un decir y que
cambia al sujeto porque lo destituye. El analista en la cura no es
sujeto, actúa desde el “yo no pienso” lo que le permite hacer de
agente del discurso como objeto a. Para ello habrá que salirse
del marco…y respecto a este marco, comento algunas experiencias en
relación a la predisposición al acto donde nos podríamos
resguardar.
Predisposición al
acto: Algo para decir como analista …
Lo que voy a decir
en relación a mi propia predisposición es que la institución en
que trabajo me procura un resguardo del acto en un marco donde no se
puede llevar un análisis hasta el final. En el mejor de los casos
se puede llevar a los sujetos que consultan en disposición a
realizar las entrevistas preliminares para la entrada en un análisis.
También me encontré
en un tiempo con la idea del acto programado, o al estilo del
analista, de tener cierta garantía sobre cómo hacer de… de nuevo
al resguardo de este ideal o guía al uso. El análisis me permitió
reducir esta fantasía y otras en relación con el acto y ahora diré:
Es una a-puesta en acto cada vez que haces una intervención, sin
cálculo, del que sobre sus efectos solo el paciente va a dar cuenta
después.
Saber hacer con el síntoma es
saber hacer frente al real sin ley. Pase…
Haré un breve
comentario sobre el último capítulo “¿Cómo se produce un
psicoanalista? Nunca para siempre “del libro “el sexo del
síntoma” de Silvia Ons.
Cito: “un
analista no se produce de una vez y para siempre, es decir, Lacan
considera un tiempo vinculado con la repetición. …El analista no
se produce por sí mismo, ya que más bien es producido y cada vez,
es decir, nunca de manera consumada. Respecto a su propio análisis,
pasándosela pasar el pase. Respecto a sus analizantes, surgiendo
como efecto de las consecuencias de su acto que siempre y a
posteriori lo producen y nunca para siempre.”
El tiempo real no es
el tiempo cotidiano o ese tiempo que los pensadores han intentado
cernir con la esperanza de perdurabilidad, que desespera. Por tanto:
Tiempo real=/ para siempre.
Silvia habla de su
propio análisis, en relación al tiempo real y lo contrapone al
tiempo que se opone al “para siempre” cuando su análisis
transcurre en otra ciudad y esto es lo que ayuda a que cada sesión
adquiera una dimensión distinta en relación a no volver al molde ni
hacer uso del postigo como axioma del fantasma.
Ejemplo
clínico Algo para mostrar a los pacientes …
Demanda
de “Saber hacer.”
Algo que enseñar a
los pacientes. La demanda de los pacientes: ¿cómo hago? Solo un
análisis te lleva a tolerar que no haya un universal de cómo hacer.
La Sra. M viene al
recurso de violencias en que trabajo, la escucha se lleva a cabo en
esta institución bajo el significante de “víctima” y hace unos
3 años que realiza visitas quincenales.
Su principal
padecimiento tiene que ver con el nuevo parteneire, “¿Cómo hago
para no enloquecer? Me hago películas en que él no me quiere
porque no soy suficiente para él. (...)
“Me pierdo en las
relaciones con los hombres. Me dejo llevar por lo que hacen ellos,
sus profesiones, como si yo no tuviera ningún interés propio. (........)
¿Qué
me pasa?”
M. En cada sesión
pregunta uno o dos veces sobre cómo hacer esto aquello, se refiere a
como hace diferente a su hacer del que da cuenta en las escenas que
relata y en la propia sesión.
Intervengo: Quizá
buscas un “como hacer”? – Dice, Me acomodo. Le digo,
A-como-darse. Explico que es un nombre de su síntoma, ella duerme
cuando está en relación con un hombre. Esta adormecida, como la
bella durmiente parodia en alguna sesión. Se trata de darse a ellos?
De saber cómo darse? Como ellos hacen/hacer como ellos…
En esta viñeta
ilustro como un significante nombra un síntoma, un modo de
sufrimiento particular de esta mujer. Y como este síntoma actúa en
las relaciones, cómodamente? No parece.
La siguiente sesión
M dice haberse liberado de algo que la ha puesto en movimiento, hay
algo nuevo en mi, dirá, que me mueve, estoy haciendo cambios. Hago
diferente.
Explico la
rectificación subjetiva a esta mujer que esta advertida de su
síntoma y al trabajo de elaboración.
Referencias
Tizio, Hebe (2018)
“Acto y deseo del analista” Freudiana 83
Ons, Silvia (2020)
“El sexo del síntoma”
Anexo
La interpretación
es creacionista. Sin embargo si mi práctica ha evolucionado no es
porque haya abandonado la interpretación del deseo sino por no
orientarme en ello y centrarme en un término (…) que destituye al
analista respecto a ese poder creacionista que la interpretación del
deseo le confería.
Indudablemente,
esta potencia de la palabra hay que adquirirla y es lo que se enseña
en el control. No es esencialmente el arte del diagnóstico lo que se
enseña (…), sino el método para que la palabra del analista
adquiera potencia, para que pueda ser creacionista. Si resumimos
dicho método podemos decir que es elemental, es decir, que hay que
aprender a callarse.
Jaques-Alain
Miller, El Uno solo, clase del 11 de mayo de 2011.
Cuanto más el
analista ocupa la posición de objeto a, más su palabra tiene
la función de un impacto, de una creación o, Lacan llegó a decir,
de un contra-trauma. Si las palabras que tuvieron un efecto para un
sujeto fueron las que lo traumatizaron, las que hicieron un agujero
en él, la palabra del analista tiene que ser en cierto modo
contra-traumática, tener un impacto que permitan al sujeto salir de
lo que fueron las condiciones iniciales. Es por eso —es algo que
Jacques-Alain subraya—, que hay que transmitir, enseñar al
analista a tratar de dar a su palabra el efecto de lo que Lacan
llamaba en el inicio de su enseñanza una palabra plena, y que más
bien en su última enseñanza es la palabra creacionista. Éste es
finalmente el verdadero secreto, la verdadera apuesta de lo que hay
que mantener dentro de una experiencia de la supervisión en la época
del parlêtre.
Éric Laurent, La
práctica y el control, primera sesión del Seminario de
Investigación sobre Práctica Analítica de la NEL, 3 de noviembre
de 2017.