Deseo muerto
Exposición de Vanessa Postigo
Definición
diccionario: Viril: Que es propio del varón o está relacionado con
él: miembro viril. Que tiene alguna de las características que se atribuyen
tradicionalmente al varón. Virilidad: energía, valor, entereza.
Los ejemplos que constan en el diccionario dan cuenta del valor de la entereza del soldado y de la potencia sexual del hombre. No sabemos si fue un soldado entero, pero sí que murió en la guerra años después del tratamiento con Freud. De este paciente, conocido como “el Hombre de las ratas” por la obsesión que lo lleva a consultar con el médico, es el hombre cuya posición viril intentaré discernir en este breve comentario.
En la neurosis obsesiva acontece la Muerte del deseo del otro. Y la muerte del propio deseo, el deseo muerto
El
paciente, Pablo (Paul) en el expediente de Freud, eligió sufrir de su
enfermedad, para no elegir el encuentro sexual “como hombre” con una mujer.
Evita el encuentro con 4 mujeres: la mujer rica, la pobre, la hija del posadero
y la empleada de correos. Y para ello se sirve de su enfermedad, postergando y
obstaculizando los encuentros. Es una posición masculina típica, la del neurótico
obsesivo.
Esquivar el compromiso con el deseo es lo que define a Pablo en su vida sentimental. Para ello, posterga reiteradamente la decisión, en tanto hay una inhibición generalizada.
El hombre no consigue el ideal de la posición masculina. Por la inhibición del deseo, que le impide ser un hombre
Hay un
mito familiar que le sirve para tomar una posición cobarde respecto al
acto, aparece en forma de duda: casamiento por conveniencia o por amor. De la
prehistoria de los padres sabemos: “que el padre flirteó con una mujer pobre,
de una familia modesta, con la que no se casó.” Además, el plan familiar era:
tras la muerte del padre, la madre lo promete con una prima; el conflicto está
servido. Entre el amor y la voluntad del padre.
También
cabe destacar que es la madre quien tiene la potencia fálica, ya
que es ella la que posee el dinero, el padre no elige a la mujer del deseo.
Vende su deseo por dinero, un dinero que además quedó en deuda cuando ejerció
de suboficial, una deuda de juego. El hombre era un dechado de virtudes…
Por otro lado, Pablo afirma que su potencia es normal. El paciente habla de su actividad sexual condicionado por la interpretación que hace sobre el trabajo del médico al que acude. Sabemos después, por la lectura del caso, que fue en su infancia donde tuvo más actividad sexual, que durante la adolescencia no practicó el onanismo y que fue a sus 26 años que practicó el coito con una mujer por primera vez. Su vida sexual era más bien escasa. Le atraen los cuerpos de las mujeres desde niño. Pablo tiene una identidad de género masculina y una orientación heterosexual del deseo, por lo menos en lo manifiesto, parecería fuera de toda cuestión.
La lucha defensiva contra sus deseos inconscientes (muerte del padre)
A los 6 años tiene su primera erección, y se queja de ello a su madre. Entonces acontece un pensamiento delirante, “sus padres pueden oír sus pensamientos”. Y el deseo/temor de que su padre moriría si él tenía pensamientos sexuales. Lo ominoso, de mal agüero que dice Freud, es el pensamiento abominable de que el padre muera y esto merece violenta reprobación. Así es que para velar el deseo aparece el temor.
Reproche y culpa aparecen en este enfermo, por haber cometido un crimen contra el padre, “si yo deseo mi padre muere”. El reproche, según explica Freud, aparece cuando se violan las leyes éticas genuinas de la persona.
El
neurótico obsesivo espera la muerte del amo, como esclavo…vive esperando la
muerte del otro. La espera, es la coartada para postergar el acto. Como hace Pablo
al postergar sus estudios para no casarse con la dama elegida por la madre.
En el
hombre de las ratas, se trata de, “si hago x mi padre y la amada morirán” ideas
que aparecen como temor, en el consciente dice Freud. Oscilación entre deseo y
demanda, para Lacan. Oscilación de la que no puede escapar: el deseo de muerte
está explicitado en el relato; “si hago tal cosa, mi padre y la amada morirán.”
Así se produce una evanescencia del deseo, un deseo prohibido.
Los otros hombres
La influencia que sobre él ejercen los hombres (sus amigos, sus compañeros del servicio militar) con los que inicia su primera sesión del tratamiento y que Freud interpreta como expresión de sus tendencias homosexuales reprimidas, podrían ser re-interpretadas, a la luz de los nuevos conocimientos de la subjetividad masculina, como la búsqueda del reconocimiento narcisista de su hombria.
Sigamos: el deseo del obsesivo es el deseo muerto (sin deseo sexual.) Da cuenta de esto que su actividad sexual se ve siempre interrumpida por ideas obsesivas. En el peor momento acude a un tercero, el amigo, en quien busca la garantía del testimonio para calmar su “locura” sobre el mandamiento de pagar a A y evitar el riesgo del encuentro con la muchacha de la estafeta postal. El hombre sabe que le debe el dinero a la muchacha pero no puede devolverlo así, ya que le resulta imposible cuestionar la palabra del capital “cruel” (pagar a A.)
Pasividad ante los oficiales y ante el amigo que apacigua las demás ideas obsesivas que le atormentan.
El padre como perturbador del goce sexual. El deseo hostil
El
deseo de la muerte del padre esta reprimido, es un deseo hostil que se
dirige contra la persona que aparece como perturbadora del amor: el padre.
En la
amada, aparecen la protección (fantasía de salvación) y la hostilidad.
Fantasea
cuando esta enferma: “que permanezca
siempre así” (yacente). El paciente interpreta que esto le alivia, Freud
interpreta que se trata del deseo de verla indefensa.
En la
degradación de la vida amorosa, Freud diferencia tipos de elección de objeto en
el hombre, entre ellos la elección de la “puta” o la del “tercero perjudicado”.
En el caso del hombre de las ratas aparecen celos de un primo y en algún momento se siente perjudicado por las obligaciones de la dama con la abuela enferma. Los deseos hostiles aparecen en estos momentos. Es necesario que los otros sean aplastados, porque hay algo de los otros que aplasta al obsesivo. Inhibición total en referencia a las mujeres, le resulta insoportable que el otro desee algo. Fantasías sádicas, como la del asesinato del hermano y la dama, dan cuenta de un carácter de cobardía.
¿Por qué tanta represión? Pablo niega una y otra vez haber deseado la muerte del padre. Necesita anular, no la consecuencia, ya que el padre muere, sino el deseo mismo. En “Inhibición síntoma y angustia” Freud explica, que en la neurosis obsesiva hay un ceremonial que tiene el propósito de anular lo acontecido. Prevenir, que no se repita. Entiendo que la inhibición es el mecanismo que aparece como defensa ante el deseo de muerte.
Modelo de masculinidad
Del padre sabemos que era un suboficial con maneras de soldado: rudo en el lenguaje, de cordial humor y bondadosa indulgencia. Este hombre, entre brusco y violento, daba tremendas palizas a los hijos, que Freud nombra como “sensibles reprimendas”. Eran buenos amigos, padre e hijo, excepto en lo que concernía a la sexualidad. Cuando el paciente era todavía un niño muy pequeño, recibió una dura paliza por haber mordido a una institutriz. Agresividad plenamente permitida por el padre para sí y totalmente prohibida para el hijo. El padre es quien lo golpea y paradójicamente, le propone a su hijo una identidad de criminal. "Este niño será un gran hombre o un gran criminal". La voluntad del padre es de dominio. El padre se opuso a las inclinaciones sensuales de su hijo en la infancia y también en la adultez, aconsejándole alejarse de la mujer que amaba.
Un padre es aquel que hace de una mujer causa de su deseo, este padre no es precisamente un reflejo del padre lacaniano. El deseo en ese hombre esta postergado por el goce (del dinero). La neurosis de Pablo es la sigue la ley familiar: lo que hizo el padre. El goce del dinero sustituye el goce sexual. La madre no queda del todo prohibida, y el hijo permanece del lado materno. La madre es quién gestiona la herencia recibida del padre y el hombre recibe una mensualidad.
Pareciera que toda posibilidad de investidura de hombría queda prohibida respecto de hacer causa de su deseo a una mujer. El deseo reprimido una solución al padre eterno.
Añado
algunas reflexiones respecto del amor en el caso del hombre de las ratas:
La
mujer está prohibida en tanto deseo sexual.
Una
vía para el amor es su amigo, un semejante.
En la
transferencia con Freud busca un padre que no sea cruel, interpreta Freud.
Bibliografía
Chorne, Miriam y Dessal, Gustavo, Jacques Lacan “El psicoanálisis y su aporte a la cultura contemporánea”. Madrid, Fondo de cultura económica, 2017.
Freud, Sigmund, A propósito de un caso de neurosis obsesiva, el Hombre de las ratas, Obras completas, vol. X, Buenos Aires, Amorrortu, 1992.
Freud Sigmund, “La degradación generalizada de la vida amorosa”, Obras completas, vol. II, Madrid, Biblioteca Nueva, 1980.
Freud, Sigmund, “Un tipo particular de elección de objeto en el hombre”. Obras completas, vol. II, Madrid, Biblioteca Nueva, 1980.
Freud, Sigmund Inhibición, síntoma y angustia. Obras
completas. Buenos Aires, Amorrortu, 1992, vol. XX.
Síntesis
El
caso del Hombre de las ratas de Freud describe un caso grave de neurosis obsesiva. (a) La evanescencia del deseo de
Ernest Lanzer, un deseo que desfallece en cuanto se acerca él a la “dama de sus
pensamientos”1, (b) la degradación general de su vida erótica que
hace que ame a la “dama” pero no la desee2, en cambio desee objetos
degradados o “mujeres inferiores”3 y, en tercer lugar, (c) el hecho
de que ni siquiera acabe de amar a la dama, sino que a la vez la ame y la odie,
que fantasmee con escenas donde ella es sometida a la tortura y al mismo
tiempo se atormente por haber albergado esta fantasía, es decir, toda esa ambivalencia,
ese odionamoramiento
que parasita sus relaciones con ella4, todo ello muestra lo endeble
que es la posición masculina de Ernst Lanzer. No por nada Miller dice que hay
un odio fundamental a las mujeres en la neurosis obsesiva –la expresión es
fuerte–, aunque se oculte bajo el disfraz de la seducción5. Las
cavilaciones, vacilaciones, postergaciones y angustias del Hombre de las ratas,
sus inhibiciones, impedimentos, temores y dudas, sus vaivenes y actos obsesivos
en dos tiempos que se anulan unos a otros, son tantos y tales que el caso parece
un milagro terapéutico de Freud. Un par de años después del tratamiento, Lanzer
se casa con Gisela Adler, la “dama de sus pensamientos”. Pero muere pocos años
después, combatiendo en la Primera Guerra Mundial –la muerte es a menudo el partenaire del neurótico obsesivo. ¿Antes
la Guerra que Gisela? ¿O habría padecido Ernst Lanzer un aterrador reclutamiento
forzoso? A saber.
En definitiva, el neurótico obsesivo mantiene
relaciones complejas con su deseo. Desde luego no es el único. El deseo del obsesivo anuncia la estructura fundamental del deseo6.
Todos los sujetos se defienden del deseo en mayor o menor medida, de una forma
o de otra. La defensa aparece en todas las estructuras clínicas y tiene que ver
con el encuentro del significante con el cuerpo.
El “deseo neurótico”, el que corresponde a la defensa de la estructura obsesiva, es un deseo de control y retención. Tiene carácter anal y apunta a aplastar el deseo. Mata el deseo propio y no solo eso: maltrata toda manifestación del deseo del otro, porque le resulta angustioso e inhibidor, porque escapa a todo control y medida. El obsesivo se mortifica con el hastío. Si la ética psicoanalítica dice que no se puede ser culpable más que de haber cedido en su deseo7, se entiende que la culpabilidad carcoma al obsesivo.
Alín
Salom
Notas
1.
Freud, Sigmund, Análisis de un caso de
neurosis obsesiva (“Caso el hombre de las ratas”), Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1981, vol. II, p. 1460
& passim.
2.
Ibid, p. 1454. “Aquella señora, a la
cual él había propuesto a su padre, al pensar en el dolor que su muerte había
de causarle, le inspiraba un intenso cariño, pero nunca había sentido hacia
ella deseos auténticamente sensuales, como los que llenaron su niñez”.
3.
“12 de octubre. […] Se puso alegre, fue al teatro y de vuelta
a casa el destino envió a su encuentro a su
mucama; ni joven ni bonita, desde hacía mucho tiempo le consagraba atención
a él. No puede explicarse que de pronto él le diera un beso y luego la atacara;
mientras ella se resistía, sin duda fingidamente [!], él recapacitó y se
refugió en su habitación”. Freud, Sigmund, A
propósito de un caso de neurosis obsesiva, Obras completas, Buenos Aires,
Amorrortu, 1992, vol. X, “Anexo. Apuntes originales sobre el caso de neurosis
obsesiva”, p. 204 y ss.
4.
“El paciente reconoció tan solo el cariño que aquella mujer le inspiraba y no
los sentimientos hostiles que aquel cariño mantenía reprimidos. Por lo demás
confesaba que en ciertas ocasiones sentía claros impulsos de causar algún mal a
su adorada. Tales impulsos se apaciguaban, por lo general, en presencia de la
misma y sólo lejos de ella surgían”. O.C., Ed. Biblioteca Nueva, vol. II, p.
1461 & passim.
5. Miller, Jacques-Alain, Introducción a la clínica lacaniana, Barcelona, RBA, 2006, “La contribución del obsesivo al descubrimiento del inconsciente (1989)”, p. 197.
6. Vanderveken, Yves, “Mort et vif dans la névrose obsessionnelle”, La cause du désir, nº 96 (2017).
VANDERVEKEN, Yves, "Muerto y vivo en la neurosis obsesiva" :
https://drive.google.com/file/d/1SBrSzvU_6gGSc3I-1PxPmVmB95OhU5ap/view?usp=sharing
7. Lacan, J., La ética del psicoanálisis, El Seminario 7, Buenos Aires: Paidós, 1988, p. 379.